Vigo contracultura
El espíritu underground de la ciudad
Vigo es Contracultura: una ciudad de espíritu incansable, rebelde, urbano y creativo. Actitudes con raíces en el fin de la dictadura franquista, que emergieron apoyadas en nuevas ideas y ejemplos revolucionarios llegados del exterior a través del puerto de Vigo.
Tras los años 60 y la irrupción del rock n´roll, con las primeras bandas locales que adaptan los estándares anglosajones, los 70 comienzan con represión policial en las calles y la llegada del pelo largo y el hipismo. La primera generación de la contracultura local mezcla sin problemas la lucha política con ideas más propias del movimiento y con la canción protesta. Pero hacia finales de los 70 se siente el hartazgo de los más jóvenes hacia la política como la entendían sus mayores.
De este germen nace, en 1981, la Movida de Vigo, un movimiento artístico, musical y estético. Siniestro Total, grupo de cabecera, da ese año su primer concierto abriendo la etapa más loca y compleja de la ciudad.
Florecieron las artes plásticas, con el grupo Atlántica, pintores y escultores de nivel internacional como Antón Patiño, Francisco Leiro, Menchu Lamas o Antón Lamazares. La poesía, con el Grupo de Comunicación Poética Rompente, formado por el también músico Antón Reixa, Manolo Romón y Alberto Avendaño. Y destacaron el diseño de moda, la estética, el cómic, el teatro o el videoarte.
Pero la música fue el motor. La música fue la que puso a Vigo en el mapa de la contracultura. Junto a Siniestro Total surgieron Os Resentidos, Golpes Bajos, Semen Up, Aerolíneas Federales y muchos otros. Salas como El Manco, Kremlin o Ruralex eran los puntos de encuentro. Con menos de 300.000 habitantes, Vigo rivalizaba entonces con Madrid y se generaba una conexión cultural sin precedentes entre ambas.
Con los 90 cambian los símbolos, siempre heterogéneos. La Iguana Club, templo del rock aún en activo, abre sus puertas en 1990 a lo más granado del panorama independiente internacional; Ruralex se transforma en Vademecwm, casa de la electrónica de vanguardia, e incluso el techno tuvo su lugar de referencia con Óxido. Vigo sigue produciendo bandas que triunfan en el panorama nacional (Killer Barbies, Los Piratas o La Marabunta).
En el nuevo milenio nacen nuevas propuestas, abren galerías de arte, la zona de Churruca vuelve a ponerse de moda, por fin la ciudad tiene Museo de Arte Contemporáneo. Festivales como Sinsal, Vigo Transforma o O´Marisquiño, bandas como Catpeople o The Blows, DJs y colectivos como Viktor Flores o Arkestra y artistas como Nano 4814 o Jorge Perianes sitúan Vigo entre las formas de arte más avanzadas.
Es el último escalón, hasta el momento, de una ciudad joven, de un lugar en el mundo con espíritu underground en el que todos los movimientos heterodoxos y periféricos tienen reflejo.