O CASTRO,
LA ATALAYA SOBRE LA CIUDAD
El primer mirador desde el que se domina la ciudad y su bahía es el
monte de O Castro. La Praza do Rei puede ser el punto de partida
para iniciar el ascenso. A su lado queda todavía un fragmento de la
muralla defensiva y de la fortaleza de San Sebastián.
O Castro posee un jardín en ladera, con una frondosa colección de
especies arbóreas. No es su único atractivo: hay una sucesión de
miradores en terraza desde los que se puede ver la ciudad y su ría a
vista de pájaro. Algunos de ellos cuentan con elementos decorativos
que recuerdan hitos de la historia viguesa: el monumento de las anclas
conmemora la batalla naval de Rande de 1702, en la que los galeones
cargados con oro y plata traídos de América sufrieron el ataque anglo-
holandés y se hundieron en las profundicades de la Ría, surgiendo así la
leyenda que aún atrae a buscadores de tesoros de todo el mundo. Las
anclas y cañones que lo adornan fueron rescatados del pecio en uno de
los intentos de hallar el tesoro...
O Castro, poblado probablemente celta, nos habla de los ancestros
de Vigo y nos remonta a la frontera entre la prehistoria y la historia
antigua. Basándose en la información proporcionada por el yacimiento
y por otros castros similares, se reprodujeron tres ediɏcaciones que
ilustran el momento inicial de la ocupación romana. Ante las réplicas,
levantadas hasta el tejado, los muros originales parecen pequeños e
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